
La Gran Muralla de Fujimori

"¡No regularemos contenidos de Internet! Instalaremos filtros para proteger a nuestros niños de contenidos pornográficos y violentos."
¿En serio está hablando de filtros? El plan fujimorista va más allá de cualquier cosa que haya ejecutado hasta ahora el mismísimo Hugo Chávez (por cierto, esta semana Freedom House puso a Venezuela como uno de los cinco países donde la libertad en la red está en peligro).
Pero, un momentito, seguro ya hay alguien levantando su cejita mientras lee esto, ¿es acaso quien esto escribe un pornógrafo, un pervertido, un miserable que desea que los niños se vean expuestos a material inadecuado para sus mentes en formación?
No. Vayamos por partes. Para empezar, ya existe regulación al respecto, por ejemplo, para las cabinas públicas. En ellas ya hay (o debería haber, según la ley peruana) máquinas especiales para menores de edad, con los filtros adecuados. Además, cada uno en su casa puede instalar fácilmente filtros en su navegador o su sistema operativo para que los niños de la casa no terminen expuestos a alguna de las múltiples y cada vez más imaginativas perversiones que circulan por la red. Incluso hay sistemas operativos o proveedores de Internet que ofrecen el servicio de filtro para menores como parte de su paquete.
Entonces, si ya hay filtros, ¿por qué tanto escándalo con la propuesta de Fujimori?
Porque está hablando de regulación y filtros no de máquinas particulares, no de cabinas públicas, sino de regulación y filtros en el acceso nacional a Internet. Como en China. Lo de proteger a los niños es una excusa. Como en China.
El gobierno chino ha invertido 800 millones de dólares en algo conocido como The Great Firewall of China, juego de palabras con la Gran Muralla (wall) y los firewalls (sistemas o redes de, precisamente, filtros para el acceso a Internet). La Nueva Gran Muralla China es digital. Ante el mundo, la excusa es, por supuesto, bloquear el acceso a la pornografía. Hay que proteger a los niños, pues.
La verdadera razón es, evidentemente, política. Usando la moral como coartada, el gobierno comunista chino ha logrado mantener a raya a quienes exigen una apertura democrática en su país. La censura ha llegado hasta tal punto que, como recordarán, Google tuvo que cerrar todas sus operaciones en territorio chino, denunciando acoso contra activistas de derechos humanos. Internet puede ser muy peligrosa para regímenes autocráticos, com lo ha demostrado las recientes revoluciones en el norte de África y Medio Oriente.
A estas alturas cabe recordar los proyectos de ley 00612/2006 y 02203/2007 presentados hace ya algunos años por la congresista Keiko Fujimori. Los dos proponen darle al Ministerio Público facultades para intervenir el I.P. de una computadora durante una investigación fiscal. Los proyectos son muy malos, genéricos, y no especifícan cómo se "interviene" un I.P. ni cuáles son los límites. Uno ya fue archivado y el otro sigue circulando en algunas comisiones parlamentarias. Por cierto, ambos proyectos tienen el aval de la bancada fujimorista.
Lo más probable es que la candidata Fujimori no tenga ni idea de qué significa y cuán peligrosas resultan las propuestas para regular Internet, ponerle filtros o intervenir un I.P. Seguramente Keiko sólo hace lo que viene haciendo desde que es congresista: simplemente proponer lo que le susurran al oido que tiene que proponer. El problema, en realidad, es ése: qué pretenden los que le susurran a Keiko Fujimori.
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