
Pet Shop Boys, a modo de despecho

Pet Shop Boys debe ser el dúo más exitoso (el más talentoso, también) de todos los tiempos, con una docena de discos a cuestas llegan a Perú quizá en su mejor momento: maduros, sin tener que esconder ni demostrar nada y con una puesta en escena de envidia para cualquier otra agrupación. Muchas veces citados como referentes obligados de la música synth pop, los Pet Shop Boys plantaron cara en un momento difícil en el Reino Unido. Luego del éxito que supuso Please (1986), su primer disco; editaron Actually, en pleno 1987, en el peor momento de la era Thatcher, en medio del pánico del sida y luego de lo que supuso el lunes negro. Con ese disco los PSB lograron lo que sería una marca registrada de toda su producción: hacer que los temas más tristes y oscuros, envueltos en trajes de lentejuelas y gala, sonaran hermosos y no-perecederos. El tema "It´s a Sin" se convirtió en toda una declaración de principios, una balada electrónica sobre el tópico de la culpa y de la homosexualidad en ese año.
Alguna vez en la universidad me grabaron un disco con todos los álbumes de PSB. Confieso que con más prejuicios que otra cosa no lo escuché. Luego de un tiempo me pegué al Behavior (1990), verdadera obra maestra. En aquel disco el dúo compuso los que son para mí sus mejores temas (Being Boring, So Hard, My October Symphony) junto a enormes músicos como Johnny Marr (The Smiths) y Angelo Badalementi (quien colaboró con orquestaciones) . No entendido por algunos significó también una reducción en sus ya acostumbradas ventas millonarias; sin embargo, el tiempo ha sabido darle su lugar a este disco. Nadie que se precie de escuchar a grupos (o cantantes) tan disímiles como Madonna, MGMT, The Killers o Postal Service podrá negar la influencia que tuvieron los PSB sobre la música de los antes mencionados. En su propuesta siempre habitó el futuro. Ya lo dije: lo clásico y lo moderno.
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