
"GHOST WORLD" o de cómo va la vida mientras llega la madurez.

Llena de diálogos afilados y mordaces, se centra en la crítica ácida hacia este nuevo mundo y definitivo del ser adulto, prevaleciendo la contradicción del abierto rechazo y a la vez el velado deseo de encajar en él, sin salir muy perjudicado. Así pues tenemos a las protagonistas Enid Coleslaw y su compañera de clase, Rebecca Doppelmeyer, quienes se encuentran de vacaciones al terminar el colegio, sin tener claro que desean de sus vidas en adelante, y ante las cuales desfilan una serie de fascinantes - a la vez burdos - personajes cotidianos que entran y salen de escena, los cuales se nos hacen fascinantes por la circunstancias de estos relatos aparentemente insignificantes, tal vez porque el escenario es el mismo mundo que se nos presenta a nosotros cada vez que despertamos y salimos a la calle a vivir el día, sólo que no solemos prestar verdadera atención a lo raro, tragicómico, insólito y peculiar; que como un teatro de lo absurdo se desarrolla ante nosotros.
Quizá sea porque nosotros mismos estamos ya asimilados al mundo real y somos parte del show. Enid y Rebecca en cierta forma nos representan algún periodo de temporalidad variable de nuestras vidas, qué fuimos y dejamos ir, para aceptar las cosas como son y en cierta forma ser derrotados por el mundo real: Pasar a la siguiente fase, sin tener muy en claro quiénes diablos somos; indecisos, una definición que no llega, y que por último poco importa en adelante; un mundo futuro que te invita a pasar el tiempo, a no pensar mucho y a que te pierdas en su inútil complejidad. Un total sin sentido.
Si bien es cierto que el comic de GHOST WORLD se sitúa en una ciudad anónima norteamericana y en un tiempo específico - la de la llamada Generación X- posterior a la época hambrienta del capitalismo brutal de los 80s, esta búsqueda y conservación del yo en relación al mundo que te toca vivir o tolerar, ese evitar "madurar" y renunciar al último verano de juventud antes de escoger una vía en esta carrera de ratas en que se ha transformado la modernidad, es sumamente actual y universal. Y aunque GHOST WORLD en su apariencia gráfica, sencilla y bicolor, relata episodios a primera vista inofensivos e intrascendentes, dicen muchísimo del tsunami existencial que llegará: el aceptar la silenciosa muerte de la juventud en el altar de un mundo a todas luces patético y sin brillo.
Así pues quizás la mejor manera de esperar a la madurez es mirar que hay en televisión, entre bromas, entre tragos y entre amigos. Y que venga lo imprescindible y lo inusitado.
Roberto Lagos Figueroa
www.kingdomcomics.org
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